El reportero que aparece en el vídeo (autor también de la fotografía), Mahmud Rslan, comentaba ayer a Afp: «He tomado muchas fotos de niños muertos o heridos por los bombardeos, lo que ocurre cotidianamente» en la parte rebelde de Alepo, «lo normal es que estén desmayados o lloren. Pero Omran estaba ahí sin voz, con la mirada perdida. Es como si no comprendiera muy bien lo que le acababa de suceder».
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sábado, 20 de agosto de 2016
Omran Daqneesh, el niño de la ambulancia
El rostro de Omran Daqneesh, ensangrentado y polvoriento como la Siria actual, dio ayer la vuelta al mundo por el efecto viral de las redes sociales. Bautizado como el niño de la ambulancia, su historia de cinco años de edad está ligada a la guerra porque en Alepo, donde sobrevive, no ha conocido otra cosa.
En el vídeo proporcionado por el Aleppo Media Center -un grupo de activistas contrarios al régimen de Bashar Asad- se ve cómo los rescatadores sacan a Omran, conmocionado, de entre los cascotes de su casa, en el barrio de Qaterji, junto a sus cuatro hermanos. Omran, sentado dentro de la ambulancia, mira sus manos, manchadas con su propia sangre e intenta limpiarse en los pantalones cortos. Su expresión vacía, en shock, sólo se transforma cuando ve a sus padres en el hospital. Horas después, otra imagen lo mostraba vendado y tumbado en una camilla. Fue uno de los 12 niños ingresados anoche en un hospital del norte de Alepo.
El reportero que aparece en el vídeo (autor también de la fotografía), Mahmud Rslan, comentaba ayer a Afp: «He tomado muchas fotos de niños muertos o heridos por los bombardeos, lo que ocurre cotidianamente» en la parte rebelde de Alepo, «lo normal es que estén desmayados o lloren. Pero Omran estaba ahí sin voz, con la mirada perdida. Es como si no comprendiera muy bien lo que le acababa de suceder».
El reportero que aparece en el vídeo (autor también de la fotografía), Mahmud Rslan, comentaba ayer a Afp: «He tomado muchas fotos de niños muertos o heridos por los bombardeos, lo que ocurre cotidianamente» en la parte rebelde de Alepo, «lo normal es que estén desmayados o lloren. Pero Omran estaba ahí sin voz, con la mirada perdida. Es como si no comprendiera muy bien lo que le acababa de suceder».
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